Son muchos y muy importantes los casos de noticias falsas que se han conocido en los últimos meses. Tanto es así, que hasta el Papa Francisco ha hablado sobre el tema pidiendo el esfuerzo de todos para evitar “la expansión de la desinformación”. Es un tema preocupante en la sociedad actual, y no sólo para los periodistas, sino para todos.
Muchos podrán decir que las noticias falsas han existido siempre, y probablemente tengan razón, pero es evidente que hoy en día, con la eclosión de las redes sociales y la inmediatez que generan y promueven, ha habido una relajación a la hora de comprobar la información unida a la rapidez con la que se propagan las noticias, verdaderas o falsas.
A este hecho hay que añadir otro no menos importante que hace muy difícil luchar contra las noticias falsas: todas las personas usuarias de redes sociales son potenciales “periodistas” que comparten y expanden informaciones sin comprobar con el peligro o consecuencias que esto puede tener. Ahora ya no sólo los periodistas producen y difunden información, cualquiera puede hacerlo y eso supone que todos debemos tomar conciencia de la importancia de saber lo que compartimos.
De hecho, en España la mayoría de la gente no sabe distinguir una noticia falsa de una verdadera, muchos reconocen haberlas compartido e incluso unos pocos afirman haberlas creado.
Soy consciente de que esto es una quimera, pero es la realidad que nos ha tocado vivir y entre todos debemos luchar contra ello. Evidentemente, no hace falta decir que los periodistas no pueden cometer este tipo de errores básicos que muchas veces se ven: la lucha por la inmediatez no nos puede llevar a descuidar los principios fundamentales de nuestra profesión.
Son las redes sociales el gran aliado de las noticias falsas, contribuyendo además a aumentar de forma sustancial sus repercusiones. Mucho se ha hablado de lo sucedido en Estados Unidos con la elección de Donald Trump o la injerencia de Rusia en otros países europeos, algo que es muy difícil de comprobar. Pero es evidente que si cada vez hay más noticias falsas es porque hay detrás intereses inconfesables, ya sean económicos, políticos o de cualquier otro tipo.
El periodismo, que ya tenía bastantes problemas, se encuentra ahora con uno que le puede hacer mucho más daño. ¿Somos conscientes de lo que nos estamos jugando? ¿Nos estamos adaptando a la realidad tecnológica, cultural y social que nos ha tocado vivir?